DE CHACUACOS Y OTRAS HISTORIAS.

Durante todo el mes pasado de febrero un grupo selecto de compañeros y yo. Realizamos un trabajo de apoyo en la región que comprende entre  Nayarit y Jalisco las localidades de Santa Cruz de Camotlan, La Tortuga, La Cofradia. Amatanejo y San Felipe de Hijar, en una actividad que me permitió conocer nuevos lugares  y a buenas personas.

Pero eso no es lo que quiero compartirles, sino la gran emoción  y expectación que me surgía al pasar por Tepuzhuacan, y poder admirar la belleza de sus mujeres y el “CHACUACO” obra arquitectónica que quedo como vestigio del ingenio azucarero en la hacienda de Tepuzhuacan y que actualmente se levanta viril entre guamuchiles, guanacastes y maizales.

Y aunque es una imagen muy cotidiana para la mayoría de los habitantes de los pueblos circundantes, guarda muchos misterios por descubrir  como por ejemplo el porque de su diseño cuadrado, cuando la mayoría de chacuacos que se pueden ver en la geografía nacional son de diseño circular.

Es sin duda una de las construcciones más altas del poblado, aunque nadie sabe a ciencia cierta su altura y diámetro exacto.

La gente del pueblo se extraña cuando ven a turistas posar para tomar la tradicional foto de el recuerdo. Pero es de asombrar su colorido que le dan los miles de ladrillos que se mantienen intactos  sin enjarre con el correr de los años. Y que constituyen indiscutiblemente un símbolo del pueblo, de comerciantes, de agricultores y de los futbolistas. Que han hecho suyo al gigante. Y que creo yo, no solo es ladrillo y cal sino algo vivo que está protegiendo al pueblo.

Actualmente la palabra  CHACUACO es una palabra muy antigua de uso limitado y podría decirse en decadencia pero que aún mueve su patita cuando en ocasiones nos topamos a una persona que fuma en exceso y sin el afán de ofender le habremos dicho “ Fumas como Chacuaco ”

Para ver imágenes de nuestra tierra querida.